10 Hizo pasar Jesé a sus siete hijos ante Samuel, pero Samuel dijo: «A
ninguno de éstos ha elegido Yahveh.»
11 Preguntó, pues, Samuel a Jesé: «¿No quedan ya más muchachos?»
El respondió: «Todavía falta el más pequeño, que está guardando el
rebaño.» Dijo entonces Samuel a Jesé: «Manda que lo traigan, porque
no
comeremos hasta que haya venido.»
12 Mandó, pues, que lo trajeran; era rubio, de bellos ojos y hermosa
presencia. Dijo Yahveh: «Levántate y úngelo, porque éste es.»
13 Tomó Samuel el cuerno de aceite y le ungió en medio de sus
hermanos. Y a partir de entonces, vino sobre David el espíritu de Yahveh.
Samuel se levantó y se fue a Ramá.
14 El espíritu de Yahveh se había apartado de Saúl y un espíritu malo
que venía de Yahveh le perturbaba.
15 Dijéronle, pues, los servidores de Saúl: «Mira, un espíritu malo de
Dios te aterroriza;
16 permítenos, señor, que tus siervos que están en tu presencia te
busquen un hombre que sepa tocar la cítara, y cuando te asalte el espíritu
malo de Dios tocará y te hará bien.»
17 Dijo Saúl a sus servidores: «Buscadme, pues, un hombre que sepa
tocar bien y traédmelo.»
18 Tomó la palabra uno de los servidores y dijo: «He visto a un hijo
de Jesé el belemita que sabe tocar; es valeroso, buen guerrero, de palabra
amena, de agradable presencia y Yahveh está con él.»